El Cumpleaños

Podemos reencontrarnos con alguien muchos años y décadas después de haberle conocido, y sabremos que, a pesar de todos los cambios transcurridos por su vida (...) su cumpleaños será siempre la misma fecha en el calendario romano, que cuando lo conocimos. Podremos saludarle y crear un puente entre el pasado – momento en que nos vimos por primera vez – y el presente – el instante del reencuentro. Aunque ya nada más nos entrelace.

La semana pasada estuvo de cumpleaños mi hijo menor. El 2 de marzo cumplió cuatro años. Pero más allá de su corta edad y del hito de celebración, pensé en una característica propia y única de los cumpleaños: que su fecha nunca cambia. Siempre será la misma.

En estos tiempos líquidos por los que se encuentra pasando la humanidad, entendiendo la liquidez como el actual momento de la historia en el que las realidades sólidas de décadas anteriores, como el trabajo y el matrimonio tradicional para toda la vida, se han desvanecido, dando paso a una alteración constante. En este contexto se agradecen, y más aún, reconfortan, las certezas, aquello que permanece y que así será, a pesar del mundo.

Mi hijo, así como los demás niños, crecerá, y será adulto, y los adultos envejecemos. Y todos fallecemos.

El café se enfría, la comida se malogra, las cosas se deterioran, la ropa se destiñe, y las flores se marchitan.

El paso del tiempo arruga la piel, modifica el color de tez, la contextura del cuerpo, la mirada, y encanece el cabello.

Los gustos cambian, ya sean musicales, culinarios, o pasatiempos.

Las malas rachas pasan, y las buenas también.

Las opiniones también cambian, porque el paso del tiempo y la experiencia nos hace pensar distinto – para bien y para mal – y mirar desde otra perspectiva.

Las personas se mudan de lugar de residencia, moviéndose entre calles, comunas, ciudades, países, o continentes. También se cambian de trabajo, o incluso de ocupación. El colegio de los niños puede dejar de ser el mismo.

Incluso el estado civil varía, pasando de estar solo a estar en pareja, o viceversa, así como también las parejas cambian de género. Cambian los amigos, y a veces cambian las relaciones familiares.

Todos estos cambios se han visto mayormente aceptados socialmente con el pasar de las décadas, lo cual también se constituye como un cambio en sí mismo. Pareciera que, antaño, los tiempos eran más estables, perdurables, y menos desechables.

También la naturaleza sufre mutaciones, geográficas, climáticas, urbanas…

En esta época moderna, vivimos en una vorágine constante de alteraciones, acentuada por la pandemia.

Porque cuando al fin creemos tener alguna certidumbre de nuestros planes del futuro inmediato o cercano, las cifras de contagio de COVID19 aumentan, y las consecuentes medidas sanitarias indican la necesidad de retroceder de fase y mantenerse en cuarentena. Entonces, nuestros planes personales cambiaron, y debemos adaptarlos a esta nueva situación que, hasta ayer, era otra.

Con esto no estoy emitiendo un juicio de valor sobre los cambios. Solo menciono su dificultad y la energía y resiliencia que requieren, más aún cuando lo único seguro es el cambio. Estas cualidades requeridas producen alto desgaste emocional, e incluso físico. Por cierto, percibo que el año 2020 los cabellos se han encanecido más de lo normal que en un año cualquiera.

Frente a la angustia que produce la falta de claridad hacia adelante, y el mínimo grado de control, es agradable contar con asuntos estables como la fecha de cumpleaños.

Podemos reencontrarnos con alguien muchos años y décadas después de haberle conocido, y sabremos que, a pesar de todos los cambios transcurridos por su vida, a pesar de todos los vaivenes emocionales, todos los éxitos y todos los fracasos, todas las pandemias y cuarentenas, los amigos y “desamigos”, las compañías y las soledades, los hogares y los barrios habitados y abandonados, las canciones escuchadas, cantadas, y lloradas… su cumpleaños será siempre la misma fecha en el calendario romano, que cuando lo conocimos. Podremos saludarle y crear un puente entre el pasado – momento en que nos vimos por primera vez – y el presente – el momento del reencuentro. Aunque ya nada más nos entrelace.

Por eso, me gustan los cumpleaños: no solo porque recuerdan el día en que nacimos, que llegamos físicamente a habitar el mundo, conmemorando una vuelta más al sol, sino porque, pese a todas las circunstancias por las cuales transcurre la vida, esta fecha se mantendrá eternamente.

Comentarios

Loreto

22.03.2021 17:41

Que lindo!!! Me pasa eso con amistades que sobreviven y siempre vuelven para los cumpleaños <3

Raul

15.03.2021 00:19

Muy buena reflexión, sin duda, miraré de distinta manera el día de mi cumpleaños.

Vivíana

14.03.2021 12:21

Agradezco tu columna Karin. Tus escritos llevan a la a reflexión y a valorar aún más la cotidianidad de la vida y por supuesto el día de cumpleaños de cada uno.

Juan Carlos

13.03.2021 22:35

Cambia todo cambia como dice la canción... felicitaciones!

Patricio

13.03.2021 16:57

Muy buena reflexión. Felicitaciones!

Carolina

13.03.2021 12:22

El equilibrio entre lo estable y lo que cambia, entre lo nuevo y lo conocido. Lo que nos da seguridad y lo que nos "mueve el piso", representado en tu escritura de manera inspirada y empática 🌻

Graciela

12.03.2021 18:46

Inspirada y conectada con los valores más esenciales de la existencia humana. El calendario es creación del hombre pero las fechas conmemoran la trascendencia de su vida. Felicitaciones Karin!

Comentarios recientes

23.09 | 01:53

Nada más "calentito" y acogedor que la lana 😍

Entonces se cumplió el objetivo del texto. Gracias Jeni!

23.09 | 01:38

23.09 | 01:01

Refugios... inspiradores, conectados con lo simple de la vida... Felicitaciones a la mejor!

Precioso escrito que me lleva a recordar mis refugios que tanto protejo. ¡Gracias!

22.09 | 23:36

Compartir esta página