A una semana del Plebiscito del 25 de octubre 2020, APRUEBO o RECHAZO una nueva Constitución, esta es una reflexión sobre aquel soleado y democrático domingo. 31 de octubre de 2020.
Cuando fue el plebiscito del año ’88 del SI o el NO, yo tenía la misma edad que tiene hoy mi hijo mayor, para el plebiscito del APRUEBO o RECHAZO una nueva Constitución.
Cuando nos preparábamos para ir a votar, él comenzó a hacer preguntas. Eso me recordó aquel momento de la saliente era ochentera, en que yo poco entendía la situación, por lo que decidí explicarle – en palabras comprensibles para sus 6 años de edad - qué era lo que estábamos viviendo el 25 de octubre. A pesar de que había acompañado al papá a votar en otras ocasiones, la relevancia de esta vez ameritaba una explicación más profunda ya que es única en cuatro décadas, e incluso durante los últimos 95 años.
Le dije que entre el año 1973 y 1990 había habido un presidente en Chile que, en el año 1980, había hecho una Constitución – un librito que contiene las reglas que tienen que seguir los chilenos y las personas no chilenas que viven en Chile - pero que la hizo sin que la gente estuviera de acuerdo. Puso sus propias reglas porque las personas no lo eligieron como presidente, porque era una dictadura. Y en dictadura tú no puedes decir lo que piensas como sí puedes hacerlo en democracia.
Recordé la felicidad y regocijo que sintieron tantos y tantas por esa época gris que al fin llegaba a su fin, dando paso a una con más colores y alegría. Un aire de júbilo similar se respiraba este domingo.
La opción APRUEBO ganó con un amplio 78%, y en su momento, el NO, con una cifra bastante más estrecha de 55%. Como sea, entiendo a aquellos que votaron RECHAZO, o que a fines de los ’80 votaron por el SI. Es comprensible temer al cambio, sentir que lo que pueda venir pueda ser peor que lo que hay hoy, porque puede ser un retroceso, a otros momentos de la historia, o como lo ha sido en otros lugares del mundo. Porque más vale diablo conocido que santo por conocer. El temor, ya sea propio o infundado, es válido.
Sin embargo, no es el miedo el que nos lleva a situaciones mejores, sino la confianza, la esperanza, el ímpetu, el coraje, y la fe, de apostar por una alegría que vendrá. Pero también vimos que ese temor por el futuro no supera la valentía de los que apuestan por el cambio.
Aún así, todos los que el domingo votamos APRUEBO – y si en el año ’89 hubiera tenido la edad para votar también hubiera elegido la opción del NO – lo hicimos con la confianza de un Chile mejor. Lo hicimos por nuestros hijos e hijas, y por los nietos y nietas. Lo hicimos por la mayor parte de chilenos y chilenas que, a pesar de haber trabajado más de 40 años, tienen una pensión escuálida. Por los mayores, cuya pensión “solidaria” es cercana o menor al valor de sus medicamentos, y que se levantan a las 5 am para pedir hora en el consultorio. Por todos los que deben organizar bingos y rifas para costear tratamientos que el Estado no cubre. Por todos esos obreros y esas asesoras del hogar que cruzan la ciudad, en un impredecible transporte, todos los días, para trabajar más de 45 horas semanales, y recibir el sueldo mínimo. Por todos esos jóvenes talentosos que, a pesar de tener las capacidades, no pueden hacer estudios universitarios porque sus padres no pueden pagarla, así como tampoco pueden pagar la salud.
Lo hicimos por todos los profesionales que trabajan, papá y mamá, para pagar una educación de mejor calidad a sus hijos, y una vivienda donde pasar los días cómodos, aunque no estemos de acuerdo con que esos precios bordeen el 30% de nuestros ingresos. Lo hicimos por todos esos pequeños empresarios que, con el sudor del día a día y de toda una vida, mantienen su emprendimiento y los sueldos de sus empleados.
Lo hicimos porque no queremos que la calidad de los servicios básicos tenga un precio, que solo lo pueden pagar unos pocos, muchas veces endeudándose. Lo hicimos por una salud y educación de calidad para todos y todas. Lo hicimos para que todos los sueldos sean tan suficientes como para entregar al Estado los impuestos necesarios para costearlas. Porque si hoy el sueldo apenas alcanza para sustentar a la propia familia, sería imposible destinar parte de él a bienes comunes.
Lo hicimos porque queremos una Constitución hecha en democracia, con las miradas presentes de todos y todas y no solo de algunos, aunque esto implique deshacer un artículo y volver a hacerlo igual.
El domingo, si bien la votación alcanzó solo el 50% de los votantes, me sorprendió la cantidad de personas presentes en mi local de votación, y esperando por votar. Más jóvenes que otras veces, con un interés mayor que otras veces, y más personas mayores, regalando futuro a las generaciones menores.
Porque ¡cuán importante es votar! Ejercer el derecho que nos otorga y regala la democracia, que cuánto ha costado conquistar (aunque tenga falencias). Los chilenos, 17 años privados de ella. Los cubanos, más de 50. Siglos en que las mujeres no gozaron de este derecho, por el solo hecho de ser mujeres. Tú, mujer, piensa en todas nuestras ancestras que lucharon e incluso dieron su vida para que tú hoy puedas emitir pacíficamente tu preferencia. La lucha por todo esto es de un tamaño incomparable al acto que debemos realizar para ser parte de la ciudadanía activa: acudir, una vez al año, a un colegio, y hacer una línea sobre uno o dos papeles.
Cuando la noche del 25 de octubre les di un beso de buenas noches a mis hijos, lo hice con un suspiro de paz y regocijo. Sentí que les estaba regalando un granito de arena de una nueva historia, de un Chile más amigable y más grato, así como hace 30 años nos lo regalaron nuestros padres. Y a la vez, con la tranquilidad de estar formando mejores ciudadanos para este nuevo Chile. No es solo el país que le quiero dejar a mis hijos, sino los hijos que le quiero dejar a mi país. Para que entre todos y todas, con gran ímpetu, esfuerzo y trabajo, construyamos un Chile más justo, equitativo, y meritocrático.
Comentarios recientes
23.09 | 01:53
Nada más "calentito" y acogedor que la lana 😍
Entonces se cumplió el objetivo del texto. Gracias Jeni!
23.09 | 01:38
23.09 | 01:01
Refugios... inspiradores, conectados con lo simple de la vida... Felicitaciones a la mejor!
Precioso escrito que me lleva a recordar mis refugios que tanto protejo. ¡Gracias!
22.09 | 23:36
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El Diario de Karin
Escritos de Karin Froimovich, un Trayecto, un Camino