Este escrito es dedicado a todos y todas los nacidos en 1980 (de marzo en adelante) y este año 2020 fueron cuarentones en cuarentena. 1 de octubre 2020.
En mayo, mi marido cumplió cuatro décadas. Este, y otros casos cercanos de cuarentones en cuarentena, me han mostrado que el eclipse entre estos fenómenos, genera efectos intensos a nivel personal.
En términos relativos, tener 40 años hoy es más joven que hace algunas décadas, por el aumento en la esperanza de vida, a 80 años en promedio. No solo se han modificado dinámicas sociales que permiten que hoy los/as cuarentones/as puedan realizar cosas antes no permitidas por la sociedad y la biología, como ser madre o padre. También es alegrarse con cosas que más jóvenes nos parecían irrelevantes: “¡estoy feliz porque recibí la aspiradora que encargué hace algunos días!”, me comentaba una amiga convertida cuarentona en cuarentena.
La cuarentena, en su significado original, habla de “un aislamiento preventivo a que se somete durante un período de tiempo, por razones sanitarias, a personas o animales”. Proviene del italiano Quaranta giorni, que a su vez proviene del latín quadraqinta. Esta se traduce como 4 veces 10, y se empezó a usar con el sentido médico de aislamiento de 40 días a quienes se sospechaban que portaban la peste bubónica durante la pandemia de la peste negra en el siglo XIV, en recuerdo del número de días que pasó Jesús en el desierto.
Me quedo con la idea de 40 días y 4 décadas. En aislamiento. En Pandemias. En COVID 19 del año 2020.
Hemos estado sumergidos en una cuarentena, producto de la pandemia provocada por el coronavirus, que nos lleva a un aislamiento físico, que traspasa estas fronteras: nos lleva a un aislamiento interior, y a encontrarnos con lo que está dentro: la casa, el hogar, la cocina, los sabores, su aroma, eso que comíamos de pequeños como “la cazuela de mamá”, volver a pintar como los hacíamos de niños, y tener que crear e inventarnos mundos como ellos. Porque el que teníamos está momentáneamente suspendido.
Y en este proceso, inevitablemente tendemos a desviarnos – o enrielarnos – hacia un cuestionar interno: quién soy, qué quiero ser, qué quiero hacer, a dónde quiero ir, quiero o no volver a la normalidad pre pandemia, a una “nueva normalidad” tan mencionada últimamente.
Si pensamos los 40 años hoy, son más o menos la mitad de la vida. La mitad del camino. La cima de la montaña. El peak de la curva. El comienzo del regreso. Y los cuarentones, están tentados a dar media vuelta y mirar el camino recorrido, lo que han construido y lo que han demolido para reconstruir, lo sembrado y lo florecido, y lo marchitado, la luz del ocaso y las sombras en el camino, sus propias sombras que representan a los más tenebrosos fantasmas: los de nosotros mismos. Pero no hay posibilidad de volver atrás. El camino de regreso es seguir avanzando. Igual que la pandemia, igual que la cuarentena. Y se vuelve aterrador y angustioso, por no poder elegir devolverse.
Pasar a ser cuarentón y estar en cuarentena, son ambos procesos difíciles, porque son hacia adentro y no hacia el exterior como la mayoría de los viajes. Pero vivir el eclipse de ambos, requiere valentía y coraje, para hacer frente, al mismo tiempo, a los desafíos de ambos.
Cuarentones y cuarentonas del país: cumplir 40 hoy no es extraño, pero cumplirlos en cuarentena sí que es único y poco frecuente en el tiempo, en el espacio, y en la historia. Con el sabor irreproducible de ese espacio y tiempo interior propio, dulce y amargo a la vez. Esta vivencia es un tesoro a dejar en confinamiento por un tiempo indefinido, dentro de ese mágico y a ratos olvidado rincón del alma, de la mente, del cuerpo, y de la memoria. De la nostalgia. Porque algún día, serán sobrevivientes de este eclipse y, como dijo mi misma amiga que se alegró al recibir su aspiradora, “voy a poder contarle a otros cuarentones que fui cuarentona en cuarentena”.
Comentarios recientes
23.09 | 01:53
Nada más "calentito" y acogedor que la lana 😍
Entonces se cumplió el objetivo del texto. Gracias Jeni!
23.09 | 01:38
23.09 | 01:01
Refugios... inspiradores, conectados con lo simple de la vida... Felicitaciones a la mejor!
Precioso escrito que me lleva a recordar mis refugios que tanto protejo. ¡Gracias!
22.09 | 23:36
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El Diario de Karin
Escritos de Karin Froimovich, un Trayecto, un Camino