La graduación del no tiempo y del no lugar

El 21 de diciembre 2020 mi hijo se graduó, de kínder, de la etapa pre escolar, y de manera virtual. Cuando al final de la ceremonia sonó, por última vez, “It’s time to say Good bye”, no era el fin de una clase sino de algo mucho más grande que la etapa pre escolar. No solo se estaban graduando los niños, sino también nosotros, los adultos.

El 21 de diciembre 2020 mi hijo se graduó, de kínder, de la etapa pre escolar, y de manera virtual.

Cuando el año 2020 comenzó a cursar el último año de esta etapa, no le encontraba sentido al hecho de graduarse de este curso en las condiciones acomodadas en las que vivimos la minoría de los chilenos, en que pasar de curso es la única responsabilidad de los niños y niñas. Y menos aún visualizaba la graduación de manera virtual.

Durante el año, cuando el malabarismo sostenido entre las clases dentro del hogar, el trabajo de papá y mamá sentado a su lado, las tareas domésticas, el aprender a lidiar con el confinamiento, con la incertidumbre y la angustia de no saber cuándo esto terminaría, y que los niños preguntaban cuándo volverían al colegio, creía, a pesar de todo, que esto acabaría pronto. Algo así como el refrán “no hay mal que dure cien años ni tonto que aguante”. Pero la virtualidad llegó hasta la graduación, hasta diciembre, hasta fin de año.

Después de cada clase, las profesoras hacían sonar la canción del adiós (en la versión original, It’s time to say Good bye). Presiento que era un modo indirecto de impregnar alegría a aquella extraña situación que nos mantenía sumergidos en un frío invierno de cuarentena.

Cuando al final de la ceremonia sonó, por última vez, “It’s time to say Good bye”, no era el fin de una clase sino de algo mucho más grande que la etapa pre escolar. No solo se estaban graduando los niños, sino también nosotros, los adultos.

Nos graduamos las mamás y los papás, que fuimos apoderados a tiempo completo de nuestros hijos y sus materias. Nunca habíamos tenido la oportunidad de estar presentes, en los mismos instantes en que las profesoras lo transmiten, en el aprendizaje académico de nuestros hijos.

También se graduaron los papás y mamás que fueron sostenedores del hogar, bajo las adversas condiciones de la pandemia; los emprendedores, que debieron reinventar su negocio día a día para subsistir, y aquellos que quedaron sin trabajo antes o durante ella.

Se graduaron los niños, no solo de la etapa pre escolar, sino también del no salir de casa, del aprender a que no todo tiene una respuesta - porque aún no sabemos cuándo acabará la pandemia-; también se graduaron de las clases por pantalla (para los que tuvimos la fortuna de contar con ellas), y de relacionarse con sus profesoras, compañeros, y materias, por medios tan poco naturales como las pantallas.

Y se graduaron las profesoras, ¡sobre todo ellas! Que enfrentaron abruptamente el desafío de seguir educando, pero a través de un computador, desde su hogar y junto a sus hijos, a pequeños niños acostumbrados a los abrazos y mimos, manteniendo constantemente la motivación, a pesar de haber tenido noches en vela, agotadas por la multiplicidad de tareas, dejando de lado incluso a sus propios hijos, sacrificando horas de almuerzo, pero siempre con una sonrisa y con un animado tono de voz.

Tomando las propias palabras de una de las profesoras de mi hijo, “fue un trabajo intensivo que su única y principal misión fue crear un curso unido desde el amor y el respeto, la comprensión y aceptación. Pudimos disfrutar y observar que, independiente de estar en clases online o presencial, en cada instancia de conexión podíamos observar un curso cálido, respetuoso, amable, responsable, esforzado, comprensivo y, por sobre todo, resiliente. Niños y niñas que no dejaban que la tecnología ganara ni que los desmotivara, para seguir aprendiendo”. Gracias por el ímpetu que han impregnado en su trabajo y la motivación que transmitían a los niños y a todo el hogar.

Cuando sonaba, por última vez, It’s time to say Good bye, sentí que todos nos graduábamos de este año diferente, que tanto deseamos que terminara, y ahora que finaliza, produce una extraña nostalgia: de ese no lugar y de ese no tiempo.

Pensé, entonces, “todo pasa, incluso el 2020”, y sobrevivimos a él: al coronavirus, al confinamiento, al invierno, a la incertidumbre y a la angustia, al malabarismo de tareas múltiples, y a cuantas otras batallas internas que la cuarentena gatilló.

It’s time to say Good bye, a este rudo año 2020. Nada augura que el 2021 sea diferente, pero al menos ya conoceremos las circunstancias y sabremos un poco más cómo enfrentarlas.

It’s time to say Good bye, a las mañanas de clases virtuales que nos permitieron la profunda inmersión en los conocimientos y habilidades que estaban adquiriendo nuestros hijos, como nunca antes, gracias al intenso y multifacético trabajo que impregnaron las profesoras, porque nunca la cercanía había sido tan estrecha, pese a la distancia física con las educadoras.

It’s time to say Good bye, al hacer frente, por primera vez, a estas nuevas circunstancias, a innovar, y descubrir capacidades interiores tanto nuestras como de nuestros hijos, en su sabio modo de hacerlo.

It’s time to say Good bye, a este no tiempo transcurrido: muchos quisieran borrar el año 2020 del calendario, por su dificultad y su anormalidad. Pero también lo recordaremos como el tiempo y espacio de tránsito (hacia algo aún desconocido), como la graduación de los duros, pero robustos aprendizajes que nos dejaron este no tiempo y este no lugar.

Comentarios

Fran

22.01.2021 02:47

Me ha emocionado mucho tu texto Karin. Sin duda el 2020 deja la vara muy alta, pero a pesar de su rudeza se le pudo hacer frente con fuerza y por sobre todo con amor. ¡Siento mucha admiración por ti!

Comentarios recientes

23.09 | 01:53

Nada más "calentito" y acogedor que la lana 😍

Entonces se cumplió el objetivo del texto. Gracias Jeni!

23.09 | 01:38

23.09 | 01:01

Refugios... inspiradores, conectados con lo simple de la vida... Felicitaciones a la mejor!

Precioso escrito que me lleva a recordar mis refugios que tanto protejo. ¡Gracias!

22.09 | 23:36

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